28 de diciembre de 2009

Ignorado o no valorado

Quiero empezar este escrito planteando cosas que en algún momento pasaron por mi cabeza, y no sé si tal vez también por la tuya y quizá te sientas identificado al leer las siguientes líneas.

Alguna vez haz sentido en tu día día estas palabras con las que titulo este escrito, es decir ignorado o no valorado por alguien, tal vez tu respuesta inmediata sea, si patty eso nos pasa a todos y es continuo, y es verdad eso nos pasa hasta se podría decir a cada instante de nuestras vidas, cuando alguien no te saludo, o cuando el maestro olvido revisar la tarea que hiciste etc etc.

Sin embargo el planteamiento de las palabras va mucho más allá, haciendo más sencilla la explicación si, pasa a diario y a diario lidias con eso y tal vez no te afecte el ser ignorado un par de veces por personas que no te conocen y que no saben a cabalidad como eres tú, por poner un ejemplo simple, a veces me ha pasado que algún conocido del trabajo no me saluda y para mí no es el fin del mundo, ya que siento el respaldo de otras personas que me aman y me consideran y un saludo más o menos no afecta mi día.

Pero qué pasaría si para otro tipo de actividades o ocasiones, aquellas personas a las cuales amas, conoces, te conocen y tu admiras, simplemente se hacen a la vista gorda y se olvidan de ti por completo, puede ser el día de tu cumpleaños, el día que quisiste compartir algo, o alguna actividad en la cual tú quisiste participar y fuiste la ultima en enterarte o te enteraste por terceros, o simplemente cuando quisiste sólo un abrazo.

Alguna vez te has sentido ignorado de esa manera, en que se olvidaron por completo de ti, y esta vez que sentiste, sin duda alguna esta es otra posición distinta al ejemplo anterior que te di. Y sí eso duele, eso lastima, eso influye, eso sí daña, porque ya no se trata de un desconocido o alguien del montón, sino que ahora se trata de alguien o grupo de personas que te conocen, saben de ti y que tú conoces y amas.

Sabes y que no te sorprenda, esto también pasa en el caminar cristiano, porque tenemos que reconocer que somos vulnerables e imperfectos y tendemos a caer en eso, algunas veces dañamos con nuestras actitudes, como también salimos dañados con las actitudes de otros, es una realidad y no se puede negar, mientras sigamos en este camino.

Pero este escrito más que nada es para decirte a ti que tal vez puedas estar pasando por esto y te sientas solo, totalmente ignorado y que nadie puede entenderte pues quiero dejarte con algo que puede resultar reconfortante para nosotros los olvidados en algún momento.

“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” Salmo 27:10

El salmista tenia la seguridad de que aún aquellas personas más cercanas a él, como lo es un padre y una madre lo dejaran, Dios nunca lo dejaría, porque Dios, no olvida esos días especiales, Dios no olvida cuando quiere que hagas algo, Dios está dispuesto a escucharte las veces que tú quieras hablar con él, y es el único que puede entender a cabalidad lo que es el rechazo, porque lo sufrió en carne propia al ser negado tres veces por uno de sus discípulos.

“Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que la había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.” Lucas 22:60-61


22 de diciembre de 2009

He Never Sleeps

When you've prayed every prayer that you know how to pray.
Just remember the Lord will hear and the answer is on it's way.
Our God is able.
He is mighty.
He is faithful.
And He never sleeps, He never slumbers.
He never tires of hearing our prayer.
When we are weak He becomes stronger.
So rest in His love and cast all of your cares on Him.
Do you feel that the Lord has forgotten your need.
Just remember that God is always working in ways you cannot see.
Our God is able.
He is mighty.
He is faithful.


Don Moen

21 de diciembre de 2009

Mi pez ¿el de piscis?

La elocuencia en el uso de las palabras alude al que sostiene la pluma. Y aquél que escribe se ve honrado por el encaje adecuado de su léxico, pero no siempre se verá honrado por el contenido de su mensaje.

Anteriormente escribí algunos artículos que pretendían ser de aliento y ánimo para todos aquellos que han depositado su confianza en Aquél que no vieron. Contaba diferentes experiencias personales vividas tanto en la Universidad como en el trabajo en las que pude hablar a otros de mi fe en Jesucristo y sus consecuencias en mi vida. Pero hoy desearía compartir con la misma autenticidad, y aclarando confusiones sobre falsos mitos de valentía, una sencilla experiencia de cobardía.

Este mediodía me encontraba con algunos compañeros de clase en el aula esperando a que llegara el profesor. Estábamos hablando de forma distendida sobre los trabajos que debíamos (y debemos aún) entregar en unas semanas cuando una compañera me dijo: “Me gusta la pegatina que llevas”. Yo me quedé extrañado mirándome el jersey y respondí: “¿Qué pegatina?”; y ella señaló a mi carpeta.

Ya no recordaba que algunos evangélicos tenemos la tradicional costumbre de confirmar nuestro testimonio de forma simbólica con un adhesivo del típico pez (IXOYE) y, por lo visto, más allá de nuestro capó. ¡Y allí estaba, pegadito a mi carpeta! Con lo fácil que me resulta ignorarlo a mí y lo difícil que es para él pasar desapercibido. Sin quererlo ni beberlo me vi en la mirada de seis ojos que esperaban una respuesta convincente a su inquietante curiosidad sobre el dibujito que habían descubierto en mi carpeta. Aunque traté de estirar al máximo los dos segundos que me concedió su silencio no encontré respuesta y, finalmente, opté por un: “Aaah…”.

La ambigüedad de mi respuesta y lo vergonzoso de aquellos perennes segundos acabaron por motivar la ignorancia de mi compañera que declaró con entusiasmo: “¡Yo soy piscis!”. A lo que respondí: “Pues yo, libra”. Yo no sabía si realmente ellos podrían entender lo que significaba ese signo (el pez) pero no quise arriesgarme, y encima me volví uno de ellos siguiendo las absurdas “costumbres de este mundo”. Ella no tuvo temor al rechazo cuando dijo que era ´piscis´ ¿Por qué tuve que tenerlo yo en decir ´soy de Cristo´? ¿Qué tendrá que ver ´ser libra´ con ´ser libre´?

Ahora me avergüenzo por haber respondido con la misma ignorancia que mostró mi compañera en su astrológica aportación. Me arrepiento de ello. ¡Y mi pez jamás será el de piscis! Como decía al principio, en otras ocasiones he podido compartir actos y experiencias de valentía pero hoy, no quiero dejar de ser valiente para confesaros mi cobardía. Ésta también es la historia de un pez, un símbolo que ponemos fácilmente en nuestro coche, carpeta y otros lugares, siempre con el propósito de dar testimonio pero que, sin saberlo, a veces se acaba transformando en un sello de advertencia hacia nosotros mismos y nuestra conducta en la vida cotidiana.

“Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria…” (Lucas 9:26)


Daniel Pujol es periodista y responsable en varios ministerios juveniles en Barcelona