Uno al que denominaban
fariseo llamado Simón vio que sería importante tener hoy en casa a Jesús, un hombre que recorría la ciudad anunciando el mensaje del Reino, uno al que la gente llamaba Maestro. Simón que bien guardaba su aparienciencia esta vez rogó aquel Jesús que comiese con él, a lo que el Maestro accedio, dentro de sí Simón quizá pensó que sería bueno tener aquel Jesús en casa para que la gente diga Oh mira este fariseo invitó a Jesús. Ya todo estaba listo, la mesa servida con un rico potaje para cenar, entonces tres golpes en la puerta anunciaron a Simón que el Maestro había llegado hasta su casa, al abrir la puerta no hubo un saludo efusivo, sólo un adelante la mesa esta servida, lo que aquel fariseo no esperaba era que aquel día aprendería dos cosas que se resume en dos palabras, el perdón y el amor.
Transcurrio unos minutos y mientras ya estaban ubicados en sus asientos, degustando algunos panes que había de la canastilla en la mesa, Simón vio una fugaz silueta de una mujer que entró rapidamente por aquella puerta entre abierta por la que se veía la luz del atardecer, facilmente logró reconocer de quien se trataba, si era ella, cualquiera podría reconocerla era aquella a quien dentro de su grupo de amigos la conocían como la "pecadora", mientras Simón recordaba de quien se t

rataba...
Lucas 7:37-38 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Simón mientras observaba la escena sorprendido y lleno de repudio ante esta atrevida mujer según su percepción, pensaba para sí mismo, si este al que llaman Maestro sería profeta, sabría quién es esta clase de mujer que le besa los pies, Uhm!! si el supiera que es una pecadora uhmm, aún no terminaba de concebir aquella idea cuando automaticamente recibió una respuesta a su cuestionamiento, aquel Jesús parecía haberle leido la mente (Salmo 139:4 Pues aún no está la palabra en mi lengua,Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.)
Lucas 7:40 -46 Entonces respondiendo Jesús, le dijo:Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Despues de aquellas palabras tal vez Simón comprendio el porque denominarlo Maestro y es que este Jesús en su andar diario, en su vivir, en cada circunstancia podía enseñar algo
nuevo con una situación tan cotidiana... Esta vez aquel fariseo llegaría comprender que hay algo más grande que las apariencias, tomó un poco de la bebida que tenia servida en su copa y escuchó atentamente lo que aquel hombre que invitó a su casa le decía ante aquella mujer que se postró a sus pies.
Lucas 7:47 -50 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.Tu fe te ha salvado, vé en paz.
Simón denominado fariseo quedó una vez más sorprendido, si antes ya estaba impactado por la respuesta del Maestro al cuestionamiento que hizo en su mente, pues esta respuesta lo dejó atónito, aquel día no terminó de cenar el plato tenía aún comida, el apetito se había ido pero un nuevo pensamiento quedó rondando en su cabeza, resumida en dos palabras perdón y amor, la primera sin duda consecuencia de la otra y la segunda palabra amor consecuencia de la primera. Se preguntaba y quien era este que en cuestión de minutos pudo decifrarle una gran verdad en dos palabras, finalmente concluyó que era bueno seguir a este Maestro para que cada minuto le siga enseñando su gran verdad, sobretodo saber la magnitud de aquel amor que traspasa las apariencias.
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